martes, 29 de marzo de 2011

Rasgos derivados de los homínidos.

Dada la ausencia de antecesores conocidos de los grandes simios la reconstrucción del proceso adaptativo es un método que sólo cabe aplicar a nuestra propia familia. El otro camino es el de examinar las diferencias existentes hoy entre los humanos, gorilas y chimpancés para hacer patentes los rasgos derivativos de nuestra especie. Comparar los miembros de nuestra especie con nuestros parientes más cercanos, los gorilas y los chimpancés, es una operación que da resultados paradójicamente opuestos. Según cuál sea la característica en la que nos fijemos, concluiremos que somos muy similares o muy distintos. ¿Por qué no decimos que los chimpancés son antepasados nuestros? La respuesta más evidente es la de que cuentan con muy notorios rasgos derivados en el cráneo, la dentición y el aparato locomotor. Pero si tomamos en cuenta de manera tan rotunda la presencia de esos rasgos derivados es, principalmente, porque los chimpancés son seres ahora vivos. Cualquiera sabe cómo los clasificaríamos si se hubiesen extinguido poco después de su aparición.

La diferencia genética entre humanos y chimpancés, consiste en que estos tienen un par de cromosomas más. En los humanos, dos cromosomas de tamaño medio se fundieron en el gran cromosoma 2. Esto pudo ocasionar un aislamiento reproductivo.

Si adoptamos un punto de vista evolutivo, el carácter distintivo de los homínidos tiene que estar relacionado con la aparición de la familia, a finales del Mioceno. Hace 7-8 mda se separan las ramas evolutivas respectivas que conducirán a gorilas, chimpancés y humanos.
El grupo hermano de los homínidos es el de los chimpancés. De acuerdo con esta idea, fósiles como Orrorin, Ardipithecus, Kenyanthropus, Australopithecus o Paranthropus
v  O bien los colocamos dentro del linaje de los seres humanos actuales (el que conduce al género Homo)
v  O, por el contrario lo hacemos dentro del de los chimpancés.
v  Con la duda de Ardipithecus, resulta adecuado sostener la presencia de un taxón que agrupa a todos esos taxa dentro nuestro linaje. Homínido significa, en ese contexto, prehumano (aun cuando el término también incluya, a los humanos actuales).

No parecen existir evidencias indiscutibles acerca del rasgo derivado responsable de la aparición del taxón de los homínidos. Y la alternativa razonable que se nos abre es, entonces:
-       Plantear si en realidad “homínido” es un taxón homogéneo, que comparte rasgos derivados capaz de caracterizarlo
-       Si dentro de los llamados homínidos existen diferentes linajes a los que no se les puede atribuir una relación filogenética directa.
La unidad de los homínidos no refleja ninguna comunidad selectiva ni un único vector direccional.
A falta de unos rasgos apomórficos y al mismo tiempo sinapomórficos, citaremos los más comunes y diferenciadores con los chimpancés.
-       El aparato locomotor necesario para la bipedia.
o    Forma de la cadera
*       Ilio más corto y ancho. Los huesos están curvados hacia delante para formar un cuenco, lo que favorece los movimientos de la marcha y ayuda a la contención de las vísceras.
*       Isquion muy corto, dirigido hacia atrás, lo que aumenta la eficacia de los músculos extensores de la pierna para atrás.
*       El sacro es ancho y está colocado hacia atrás, sirviendo de fijación a la potente masa muscular lumbosacra, encargada de mantener erguida la columna vertebral.
*       Pelvis mucho más corta.
*       Compromiso entre la bipedia y el parto: Distinta anatomía de la cadera en macho y hembra, huesos craneales del feto blandos y nacimiento en estado muy inmaduro.
o    Extremidades inferiores
*       Huesos rectilíneos.
*       Articulaciones más sólidas y capaces de aguantar la distribución del peso en la posición erecta.
*       Fémur sólido. Alargamiento del cuello del fémur y fuertes abductores para compensar la fuerza de torsión necesaria para mantener el equilibrio sobre un solo pie. Piernas más largas que los brazos.
*       Situación de la rodilla más cerca del eje del cuerpo.
*       Pérdida de la prensilidad en los pies. Pies planos, dedos más cortos y convergentes. Huesos densos. Doble bóveda plantar.
o    Columna en forma de S. Región lumbar relativamente más larga, con ganancia de una vértebra.
-       Dientes
o    Esmalte dental grueso en los molares.
o    Escaso desarrollo de los caninos. Los caninos superiores se desgastan por la punta. Caninos espatulados.
-       Boca retrasada y más pequeña.
-       Incremento del tamaño del cerebro y de la caja craneana. Articulación del cuello y la base del cráneo en posición central. Los músculos de la nuca van a insertarse al occipucio.
-       Disminución del prognatismo
o    Reducción del tamaño de los músculos faciales.
o    Adelgazamiento de la musculatura de los labios.
o    Menor tamaño del hocico.
o    Reducción del espacio interdental
o    Disminución de las mandíbulas y crestas sagitales y desarrollo del mentón.
-       Pérdida de pelo, salvo en cabeza, pubis y axilas.
-       Pérdida del sentido del olfato.
-       Incremento del dimorfismo sexual

La moral, el lenguaje o el arte son diferencias funcionales. En cuanto a las diferencias anatómicas, podemos destacar dos:
-       El aparato locomotor necesario para la bipedación.
-       El esmalte grueso en los molares.

Ni el bipedismo funcionalmente desarrollado, ni la alta complejidad cerebral ni la cultura están presentes en la totalidad de los homínidos.
Para Juan Luis Arsuaga las dos características que definen un homínido son:
-       El tamaño y la forma de los caninos.
-       La forma en que se desgastan los dientes.

El de “homínido” es un concepto taxonómicamente útil, pero tiene muy escaso peso ontológico. No existe nada parecido a un proyecto de ser que pudiésemos imaginar y del que los primeros australopitecos –o incluso ya los Orrorin- fuesen algo así como un inicio para ir luego progresando, ganando en “humanidad” a través de sucesivas formas de homínidos que conducirían, al final, a nosotros mismos como producto acabado.
La unidad de los homínidos no refleja ninguna comunidad selectiva ni un único vector direccional.

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