miércoles, 28 de julio de 2010

Ontogenia de la conducta temprana.

La conducta empieza antes del nacimiento: el feto realiza movimientos coordinados. El primer tic nervioso señala el inicio de un repertorio de movimientos en expansión (las conductas se forman unas sobre otras a medida que maduran los circuitos y se añaden nuevos componentes) y de los circuitos motores funcionales.
  • La forma más simple de estos circuitos es la sinapsis entre una motoneurona y una fibra muscular. Dado que los movimientos espontáneos son a menudo de naturaleza rítmica y episódica, se ha sugerido la existencia de un generador central que produce inputs sobre varias agrupaciones de motoneuronas. Las neuronas embrionarias están conectadas entre sí mediante una profusión de sinapsis excitatorias; cualquier despolarización origina abundante actividad excitatoria entre todas las neuronas conectadas. Parece que el patrón de ráfagas rítmicas es una propiedad intrínseca de esta red en desarrollo.
  • Los movimientos provocados por estimulación sensorial surgen pronto en el desarrollo gracias al arco reflejo formado por las sinapsis entre las motoneuronas y las neuronas sensitivas.

Sobre esta conducta temprana existen tres diferentes teorías, que no se ecluyen mutuamente sino que por el contrario, cuentan todas ellas con abundante apoyo empírico (Oppenheim, 1991).
  • Las conductas se desarrollan de una manera anticipatoria de acciones que tendrán valor en la vida futura (Carmichel, 1954).
    • Para la iniciación de la conducta, no hace falta input sensorial. No hay feedback sensorial implicado en la coordinación y maduración de las conductas motoras tempranas. Estas conductas tempranas son epifenómenos del patrón conectivo inmaduro.
  • Las conductas embrionarias son adaptativas, ligadas a funciones específicas (Oppenheim, 1982).
    • Por ejemplo, los movimientos de los embriones de pollo para salir del huevo, la conducta de mamar en los lactantes...
  • Las conductas embrionarias actúan como un sustrato importante para la construcción del sistema nervioso (Carpenter, 1874).
    • Por ejemplo, en los primates la corteza cerebral puede codificar nuevas conductas y la corteza sensitivo-motora experimentar cambios funcionales mientras los animales aprenden tareas motoras delicadas. El perfeccionamiento de las conductas motoras ejercitadas prosigue toda la vida mientras que las conductas motoras en desuso se vuelven menos precisas.
    • Las primeras conductas, espontáneas, pueden ser necesarias para la supervivencia y maduración de sinapsis o dendritas.
    • Las destrezas del aprendizaje y la memoria requieren entrenamiento y este proceso puede influir en el desarrollo del sistema nervioso. Hay razones para creer que surgen formas específicas de aprendizaje en distintos periodos del desarrollo debido a la maduración de mecanismos neurales explícitos. Las mejoras que se advierten con la edad, derivan de la maduración de los propios sistemas de aprendizaje y memoria, funciones sensoriales y habilidades motoras.
El cerebro es el único órgano que desde una edad temprana responde de manera sensible a una enorme variedad de influencias ambientales con cambios estrucutrales y funcionales. Las influencias genéticas funcionan en el contexto de un entorno específico. La actividad neural modula la expresión de muchos de los mismos productos genéticos funcionales y estructurales que se utilizaron en la embriogénesis inicial del sistema nervioso. Esta interacción entre el entorno y el genoma prosigue durante toda la vida. Debido a esta interacción, no es razonable pensar que la conducta está determinada únicamente por la genética o únicamente por el ambiente.

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