Los estudios
alométricos se centran en:
-
La
relación entre el tamaño cerebral en peso y la superficie corporal en área.
-
La
relación entre la extensión del neocórtex y el volumen de la médula espinal
(Passihgham, 1975).
El incremento de la
capacidad craneal puede ser un buen indicio acerca de la aparición de capacidades
cognitivas nuevas, sobre todo si tenemos en cuenta lo caro que es, en términos
metabólicos, un órgano como el cerebro.
Se apunta de manera
muy generalizada a una expansión del córtex frontal (Deacon, 1997). Sin embargo,
Semendeferi y Hanna Damasio (2000) sometieron a prueba la hipótesis mediante la
comparación en distintos hominoideos de los volúmenes relativos de tres áreas cerebrales,
la frontal, la temporal y la parieto-occipital (definidas por el sulcus central
y la fisura de Silvio) para concluir que en ninguna de las tres existe una expansión
extraalométrica en nuestra especie. Tenemos el área frontal que corresponde al tamaño
de nuestro cerebro. Por fortuna Rilling e Insel (1999) han rescatado en alguna forma
la idea correcta gracias a su estudio
acerca de la girificación. La girificación es la relación que existe, en cualquier
sección del córtex, entre la longitud del perímetro cortical exterior (trazando
el contorno más externo del córtex sin seguir sus recovecos) y la del perímetro
total (midiendo el interior también de los plegamientos que hacen que el córtex
humano parezca algo similar a una coliflor, salvadas sean todas las distancias).
Rilling e Insel descubrieron que la girificación es, en términos generales, alométrica
en los hominoideos: cuanto más grande es el cerebro, más girificado está el córtex.
Pero en las secciones longitudinales horizontales Rilling e Insel detectaron una
girificación extraalométrica en la “rebanada” que corresponde en gran parte al córtex
frontal y prefrontal en Homo sapiens. Eso indica que el desarrollo último del lenguaje,
la capacidad estética y los juicios morales puede tener que ver con esas áreas,
aunque están por realizar los experimentos de localización que sean capaces de sacarnos
de las dudas. Entretanto, Zeki (1999) sugiere que el arte pictórico podría deberse
a ciertos cambios producidos en las mismas áreas visuales, es decir, en la zona
occipital del cerebro.
No existe ningún lazo directo entre tamaño cerebral
y habilidades cognitivas y los paleontólogos han intentado encontrar, sin éxito
completo, unos parámetros que pudieran expresar la inteligencia. Los antropólogos se refieren a tamaños craneales de
las distintas especies y suelen acudir a procedimientos estadísticos.
-
El coeficiente de encefalización mide la relación
existente entre el peso del cerebro y el peso del cuerpo). No es disparatado
atribuir tanto un cerebro mayor como unas capacidades cognitivas más complejas
a la especie que tiene una encefalización más alta.
o
Entre los monos del Nuevo Mundo, los que tienen
alimentación insectívora cuentan con cerebros más grandes que los que se
alimentan de hojas y ese hecho se relaciona con la mayor necesidad de
procesamiento de la información procedente del medio ambiente.
o
Una suposición paralela es la que lleva a atribuir
al habilis la manufactura de las
primeras herramientas porque su coeficiente de encefalización es superior al
del Australopithecus boisei.
-
Los primeros homínidos tienen unas capacidades
craneales semejantes a las de los chimpancés actuales. Éstos son capaces de
utilizar herramientas simples como palos o piedras e incluso establecen
distintas tradiciones de manipulación aprendida de objetos, pero no parecen
disponer de la capacidad de anticipación, planificación y coordinación
necesarias para llevar a cabo la cultura olduvaiense.
Encefalización en Homo.
La espina dorsal rudimentaria
de los primeros vertebrados se dividió en cinco partes, medula, cerebro posterior,
cerebro medio, diencéfalo (tálamo e hipotálamo) y telencéfalo (hemisferio cerebral).
A lo largo de la filogénesis posterior tan solo cambiaron los desarrollos relativos
de esas regiones, sobre todo con la expansión de los centros olfatorios del telencéfalo
que darán lugar, en los mamiferos, a la aparición del neocórtex.
Los mamíferos más primitivos
se distinguen de los reptiles por la posesión de un córtex bien desarrollado, con
diversas capas de neuronas, en el que Elliot Smith identificó tres regiones, a
principios del XX. Dos de ellas podían identificarse con regiones semejantes de
los vertebrados inferiores, pero la otra es un rasgo único de los mamíferos,
con filogénesis en forma de mosaico: el neocórtex, con cambios evolutivos
dispares en los distintos linajes.
Una característica general
de todos los primates es el gran desarrollo alcanzado por el neocórtex y dentro
de él de las áreas visuales (expansiones extra alométricas, superiores al
aumento de tamaño del cuerpo).
Australopithecus
africanus disponía de una capacidad encefálica en torno a
los 450 cc. Homo habilis, con un
tamaño corporal similar al A. Africanus ,
600. El cráneo KNM-ER 1470 tiene una capacidad de 752 cc., está datado hace
1,9 Ma y atribuido a Homo rudolfensis. Para
José María Bermúdez de Castro, (La
evolución del talento) el incremento en el coeficiente de encefalización
pudo producirse:
·
Gracias a un aumento en la en la tasa de
crecimiento del cerebro durante la gestación. La pelvis del Homo habilis era relativamente más ancha
que la del sapiens, y el aumento del
tamaño del cerebro no debió suponer problema alguno en el parto.
o
La morfología de los huesos de la pelvis, el
insquion y el pubis, indican que en el Australopithecus
afarensis el parto era parecido al de las humanas modernas, con rotación de
la cabeza del feto y una trayectoria curva del canal del parto. El feto tenía
un 50% de posibilidades de nacer con la coronilla orientada hacia su madre, lo
qu dificulta el parto en solitario.
o
Los problemas crecieron cuando los adultos
alcanzaron un tamaño cerebral de 800 cc., con Homo erectus. Debido a la morfología del útero, la vagina y la
pelvis, el parto tuvo que producirse casi siempre con la coronilla del feto
orientada hacia la madre. El canal del parto tiene un diámetro máximo de 13 cm.
La asistencia al parto es casi obligada. A partir de entonces los incrementos
en el tamaño del cerebro tuvieron que producirse fuera del útero de la madre y
esto pudo llevar a un aumento de la altricialidad o inmadurez de la cría en el
momento del parto.
·
Gracias al aumento en la duración de la infancia.
El crecimiento del cerebro se prolonga cierto tiempo después del nacimiento. En
los chimpancés, el cerebro crece 250 cc., durante su infancia, de unos cinco
años. La prolongación de la infancia implica la prolongación de la lactancia y
el aumento del intervalo entre nacimientos con la consiguiente disminución de
la fertilidad.
o
La solución evolutiva a este compromiso entre el
aumento del tiempo de infancia y el mantenimiento de la fertilidad fue la
progresiva aparición de la niñez, cuando la cría no precisa de lactancia
mientras mantiene el crecimiento.
§
Homo habilis y rudolfensis dispondrían de una infancia
de hasta cinco años y un periodo juvenil de otros cinco años que daría paso a
la aptitud para la reproducción sexual.
·
El periodo de infancia pudo reducirse gracias a la
incorporación de las grasas animales a las dietas de las crías. Esta dieta, más
rica, pudo abastecer los requerimientos energéticos de un cerebro más grande.
§
Según Trinkaus, el desarrollo dental de un niño
neandertal de 8 años era comparable al de un niño sapiens de varios años más.
§
Los humanos actuales disponemos de un tiempo de
desarrollo de alrededor de 18 años que incluye dos etapas nuevas: niñez y
adolescencia.
·
Nueve meses de desarrollo fetal.
·
Infancia: lactancia y dentición decidua.
Crecimiento muy rápido del cerebro. El primer año, a una velocidad similar a la
que se produce durante el desarrollo fetal.
·
Niñez o segunda infancia. Hasta los seis o siete
años, con la aparición de los primeros molares defintivos. A los siete años, el
cerebro alcanza el tamaño defintivo.
·
Juventud. Hasta los once o doce años, cuando surge
el segundo molar permamente
·
Adolescencia.
·
Es posible que los genes que participaron en estos
cambios fuesen el MCPH1, el ASPM y el NRCAM
Encefalización y lenguaje.
El paso de hominoideos primitivos a seres del género
Homo tiene que ver con el desarrollo de
habilidades de modificación del entorno: construcción de herramientas, dominio del
fuego, cooperación y división del trabajo etc. Pero estas actividades necesitan
de un lenguaje con el que la transmisión de experiencias de haga al margen de la
herencia genética a través de una memética cultural.
Los sapiens cuentan con un desarrollo muy
acusado de las áreas temporales y prefrontales relacionadas con el
procesamiento de la comunicación verbal y las tareas semánticas. Cabría
sustentar en el desarrollo de tales áreas las especulaciones acerca del origen
del lenguaje.
-
Tobias
ha venido defendiendo una expansión temprana de estas áreas. Comparando los
endocráneos de Homo habilis con los
de Australopithecus africanus, Tobias
detectó no solo un desarrollo de las áreas de Broca y Wernicke sino también del
lóbulo frontal, que anticiparía el incremento de volumen de esa zona en los
homínidos de grado erectus.
o
Más
allá de los indicios extraídos de los moldes endocraneales, apenas puede
decirse nada que no sea en términos especulativos. Lieberman sostiene que el habilis tendría, en el mejor de los
casos, un lenguaje no totalmente moderno mientras que Tobias cree en una
creciente complejidad en los aspectos conceptual y sintáctico, junto con una
ampliación en el tiempo del repertorio de fonemas. Todas estas etapas entrarían
dentro de lo que cabe considerar como “lengua humana hablada”.
-
Holloway,
Jerrison, Falk y Tobias indican la presencia de dos fronteras en la evolución de
la complejidad cerebral.
o
La
primera, la aparición en Homo habilis
de una organización neurológica “esencialmente humana”.
o
La segunda,
un continuo y rápido aumento del índice de encefalización dentro del género Homo.
Wynn sostiene,
que las capacidades cognitivas dieron un salto brusco con Homo erectus, hasta el punto de atribuir a esa especie una capacidad
para manejar datos diversos procedentes del medio, construyendo representaciones
complejas del mundo, que sería incluso mayor que la nuestra.
-
Aiello
y Dunbar (1993) buscan una evidencia medible, como el tamaño cerebral, para
rastrear el origen del lenguaje. La conclusión apunta a las primeras fases del
género Homo como protagonistas de la
aparición del leguaje, con un rápido incremento en la segunda mitad del
Pleistoceno Medio, dentro del grado erectus.
Establecieron una relación entre el tamaño de la corteza cerebral con
respecto al resto del cerebro, el número de individuos que forman los grupos y
el tiempo dedicado a la interacción social. En grupos muy numerosos (se supone
que los grupos de habilis pudieron
ser de más de 100 individuos) la jerarquía y el liderazgo ayudan a conservar la
unidad; entonces resulta indispensable cierta complejidad en la comunicación.
o
Robert
Martin (2000) supone una escasa diferenciación sexual en el Australopithecus africanus y por ello
cree que se sobreestimó su tamaño corporal, de modo que el incremento de
encefalización se daría ya en esta especie, posiblemente relacionado con la
actividad locomotora y la búsqueda de un tipo diferente de alimentos a su vez
relacionados con las necesidades de un cerebro en expansión.
o
Frank y
colaboradores (2000) comparando los endocráneos de diferentes especies de
parántropos y los de Austraopithecus
africanus dan una idea de la evolución cerebral parecida a la de Martin,
apoyando la hipótesis del Australopithecus
africanus como un ancestro del Homo
-
Para
Semendeferi, Damasio y Frank, tanto el tamaño del lóbulo frontal como la
distribución de sus sectores es muy parecida en los monos, en los simios y en
los seres humanos. La evolución del linaje humano implicó un aumento en el tamaño
cerebral, pero no un desarrollo relativo del lóbulo frontal que se supone interviene
en algunos procesos importantes para el lenguaje como son el pensamiento creativo,
la planificación de acciones futuras, la expresión artística, o el análisis semántico.
Nuestra área frontal es, en términos relativos, la que corresponde a un primate
con un cerebro de nuestro tamaño y solo el gibón tiene un área frontal menor en
términos alométricos. La conclusión es que las modificaciones evolutivas del
córtex frontal son anteriores a la separación chimpancés-humanos, así que las
diferencias cognitivas entre simios y humanos no pueden estudiarse de esta
manera.
o
El
estudio de Rilling e Insel (1999) indica en contra de lo anterior, que se ha
producido una expansión extraalométrica de la girificación (plegamientos) en
dos zonas corticales del cerebro humano: la temporal parietal/posterior y la
prefrontal.
o
El
estudio comparativo de Falk y colaboradores (2000) indica una medida relativa
igual para el lóbulo central en humanos actuales, gorilas y chimpancés, pero
con diferencias significativas a favor de los humanos en algunas subregiones
del lóbulo central. Esto quiere decir que el lóbulo frontal humano se ha
reorganizado en comparación con el de los grandes simios africanos. Los lóbulos
frontales de los parántropos muestran una forma tipo-simio mientras que la
expansión frontal y temporal de Australopithecus
africanus se acerca más a Homo.
Será necesario
disponer de estudios más detallados para localizar de forma precisa las
funciones cerebrales que intervienen en los procesos cognitivos relacionados
con el habla antes de poder decir la última palabra.
LATERALIZACIÓN.
El hecho de la encefalización creciente no es el único fenómeno
notorio que pueda detectarse en la filogénesis de los homínidos. Además del aumento
de tamaño relativo, que es una cuestión en esencia cuantitativa, se producen también
cambios en la organización que podriamos llamar cualitativos siendo el más importante
la lateralización.
La lateralización supone
una quiebra de la asimetría básica de los dos hemisferios cerebrales. Así los centros
de control del lenguaje está lateralizado: excepto en el caso de algunos
zurdos, se encuentran en el hemisferio cerebral izquierdo. Si damos por bueno
el modelo de Finlay y Darlington (1995) acerca de la evolución conjunta de
muchos de los rasgos distintivos de la conducta humana bajo control del
cerebro, podemos suponer que esa lateralización, relacionada hoy con el
lenguaje, pudo aparecer por otros motivos. Cualquier dato acerca de la
aparición de la tendencia a utilizar la mano derecha se convierte en una evidencia
acerca de la lateralización en su conjunto.
-
Mediante
el estudio de las marcas dejadas en las esquirlas obtenidas al fabricar las
herramientas líticas, Toth (1985) concluyó que la tendencia a utilizar la mano
derecha está presente en la cultura olduvaiense hace 2 mda. Toth y Schick
(1993) sugieren una relación con el desarrollo de las áreas lingüísticas.
-
El
sentido de los modelos que ligan lenguaje, destreza y lateralización cerebral
puede someterse a prueba mediante el examen de otros primates. Se ha seguido
tradicionalmente la tesis de Warren (1980) de que la lateralización es un
fenómeno que solo aparece en nuestra especie.
o
Los
chimpancés no muestran preferencia por el uso de una mano en particular. Sin
embargo, puede constatarse un predominio del planum temporale del hemisferio izquierdo, un componente esencial
del área de Wernicke de los humanos (Gannon, 1998). Partiendo de la hipótesis
de una asimetría fijada por los antecesores comunes de humanos y chimpancés se
pueden seguir cuatro diferentes líneas de interpretación respecto a la
intervención de la lateralización en el desarrollo del lenguaje.
1.
Sostener
que esta asimetría de los antecesores no tuvo ninguna función comunicativa.
Esta función aparecería más tarde solo en los humanos. La función que tiene en
los chimpancés es desconocida.
2.
La
asimetría tuvo funciones de comunicación. En los chimpancés permite una
comunicación visual basada en gestos.
3.
El planum temporale izquierdo carece de
función comunicativa, antigua o moderna.
4.
Se
trata de una homoplasia. Esta es la menos parsimoniosa de las interpretaciones.
o
Merchant
y McGrew (1998) señalan que los chimpancés cautivos parecen comportarse como si
existiera preferencia por la diestra mientras que los que permanecen en su
hábitat original solo muestran esta preferencia en el manejo de herramientas.
Indican que una parte de nuestras convicciones acerca de la lateralización y su
filogénesis puede basarse en supuestos que no están bastante contrastados.
o
Peña-Melián,
Antonio Rosas et al analizaron tres
cráneos fósiles de Homo neanderthalensis
encontrados en el yacimiento de El Sidrón (Asturias) (2011) encontrando que el
cerebro de los neandertales era asimétrico, más que el del ser humano actual.
Etapas en la evolución del cerebro.
La evolución del cerebro es vista por Holloway a través de diversas etapas:
- Reorganización del parietal posterior y del occipital anterior
hacia pautas más humanas, pero sin cambios apreciables por lo que hace al
volumen cerebral, que continúa en Australopithecus
dentro de los valores de los simios.
- Hacia los 2 Ma el linaje Homo,
cuenta con un tercio inferior del frontal más complejo y moderno en
sus circunvoluciones, un volumen craneal superior y asimetrías cerebrales
similares a los de los seres humanos actuales.
- Todos los primates antropoides presentan asimetrías morfológicas
entre los hemisferios cerebrales.
- En el humano moderno, estas asimetrías se corresponden con
especializaciones en el lenguaje simbólico (hemisferio izquierdo) y la
integración visuo-espacial (derecho), lo que hace plantear a Holloway la
posibilidad de que tales capacidades existiesen ya en los primeros Homo, aun cuando menos
desarrolladas. Esta es una idea expresada por primera vez por Tobias.
- La asimetría cerebral tiene también una expresión en términos de
dimorfismos sexuales. La relación estrecha madre-hijo en los homínidos,
incluso acentuada por una posible prolongación del periodo del embarazo,
llevaría a una especialización cerebral relacionada con el corpus callosum. Funcionalmente
hablando, las diferencias tenderían a establecer un cerebro masculino
especializado en la integración visuo-espacial relacionada con la caza.
Por el contrario, las hembras tendrían unas superiores capacidades
cognitivas respecto a la comunicación simbólica y la comprensión de la realidad
social.
i. Estas habilidades
serían complementarias más que competitivas.
ii. La manera como los
dimorfismos cognitivos podrían haber afectado a la evolución humana es
imposible de plantear como no sea en términos especulativos.
Reducción reciente del tamaño del cerebro.
Hace 40 ka, el cerebro del sapiens ocupaba 1.500 cc. Desde entonces se ha ido reduciendo hasta
los 1.350 cc que tenemos hoy en día.
Son varias las hipótesis para explicar esta reducción:
- A medida que las sociedades se vuelven más complejas el tamaño del cerebro se reduce, porque aquellos individuos de la especie, que antes no hubieran podido sobrevivir por cuenta propia, ahora logran hacerlo con la ayuda de los otros.
- La reducción puede estar relacionada con la mayor eficiencia de nuestro cerebro.
- Los animales domesticados tienen cabezas más pequeñas que las de sus ancestros salvajes.
quiien fuee hollowayy?
ResponderEliminarRalph Holloway es un paleoantropólogo de la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos.
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