Crédito: Universidad de Northumbria
Crédito: Universidad de Northumbria
Science publica una reseña de los trabajos de Nick Neave psicólogo evolucionista de la Universidad de Northumbria en Newcastle Upon Tyne.
Según Neave, a las mujeres de nuestra cultura les gusta que los hombres muevan la cabeza y el torso y no tanto los brazos y las piernas. Para su estudio utilizó la tecnología de captura de movimiento, mediante 38 marcadores reflectores en las articulaciones y otras partes del cuerpo de 30 estudiantes varones de la Universidad de Northumbria. Luego se pidió a los chicos que bailasen durante 30 segundos como si estuvieran en una discotecaMujeres heterosexuales calificaron los bailarines.
El factor más importante para las mujeres fue el movimiento de la cabeza, el cuello y el torso. Neave y sus colegas piensan que la danza es una señal honesta de la fuerza del hombre y de la salud. Según la Hipótesis de Hamilton-Zuk (1982) los machos cuyos rasgos masculinos sirven de criterio de elección a las hembras son capaces de exhibirlos como indicadores de su estupenda dotación genética porque hay una relación estrecha entre la capacidad de mantenerse en forma óptima y la de defenderse de los agentes infecciosos gracias a una capacidad inmunológica intrínseca bien desarrollada.
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