jueves, 4 de febrero de 2010

Izquierda y derecha. Marketing y Política.

Este documental de Adam Curtis (Ocho personas bebiendo vino en Kettering, de la serie El siglo del individualismo), cuenta cómo los políticos de izquierda, en Estados Unidos y Gran Bretaña, utilizaron el Marketing para llegar al poder, sin reparar en que estas técnicas pretenden controlar al individuo en una democracia de masas.

Edward Bernays, sobrino de Freud, fue uno de los "inventores" de las Relaciones Públicas. Siguiendo las teorías de su tío, mostró a las grandes corporaciones cómo vender sus productos conectándolos, mediante imágenes y símbolos, con los deseos inconscientes de felicidad, atractivo sexual, etc.
Tras la crisis económica de los 70, lasindustrias británicas se orientaron a la satisfacción de los deseos internos de los clientes, haciendo una publicidad que actuaba sobre las motivaciones sicológicas para la compra. Se utilizaron grupos de opinión para conocer mejor a los clientes.

Los políticos comenzaron a pensar que el individuo, y no la sociedad, debía convertirse en el foco central. Thatcher concibió una sociedad en la que las necesidades y deseos individuales eran satisfechos por el libre mercado. Con su ascenso al poder, florecieron las empresas publicitarias y de comercialización.
Thatcher y Reagan animaron a las empresas a sustituir a los gobiernos en la satisfacción de las necesidades de la gente y a los consumidores a ver en la satisfacción de sus deseos la prioridad principal.

La izquierda, por el contrario, creía que la forma de conseguir una sociedad mejor pasaba por el comunitarismo. Pero en los años 80, la izquierda perdió todas las elecciones. Llegaron al convencimiento de que, igual que lo hacía la derecha, tendrían que utilizar el individualismo.
De la mano de Philip Gould,  el laborismo utilizó los grupos de opinion, descubriendo que las personas ya no se veían como parte de un grupo, sino como individuos que exigían a los políticos como a las empresas de las que eran consumidores. Los candidatos laboristas desoyeron a Gould y fueron derrotados ante John Major en el 92.

Gould se fue a Estados Unidos para colaborar en la campaña de Bill Clinton quien, a difrencia de los británicos, decidió acomodarse a los deseos de los electores de pagar solo por lo que les beneficiase y no por lo que beneficiase a otros. Clinton prometió bajar los impuestos y utilizó técnicas sofisticadas para conocer los deseos de los individuos y aparecer luego con imágenes y palabras que correspondiesen a esos deseos.
Clinton ganó las elecciones. Debido al déficit, incumplió sus promesas de recorte de presupuestos. Los electores se sintieron traicionados y en las elecciones de 1994 los republicanos ganaron ambas cámaras. Clinton no pudo sacar sus reformas adelante y su popularidad bajó en picado.
Llamó entonces al estratega político Dick Morris, quien le recomendó olvidar la ideología y transformar la política orientándola a consumidores mediante técnicas de Marketing. Estas técnicas revelaron la personalidad de los votantes indecisos e identificaron las fórmulas para llegar hasta ellos. Clinton obedeció las recomendaciones de Morris y adecuó su política a los deseos de los indecisos. Recortó la asistencia social y terminó con el ideal progresista.

Tony Blair utilizó estas mismas técnicas de la mano de Gould y como Clinton traicionó al progresismo. Pero acabó metiendo a la izquierda británica en un laberinto desconcertante de deseos contradictorios y políticas a corto plazo.






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