- Propiedad estatal de la tierra, el monarca era dueño de todo.
- Inexistencia de barreras jurídicas, el monarca hacía lo que le daba la gana.
- Sustitución del derecho por la religión.
- Ausencia de nobleza hereditaria, el monarca elegía los cargos a dedo y podían recaer en cualquiera.
- Igualdad social servil, todos servían al monarca.
- Comunidades aldeanas aisladas, autosuficientes y que generaban un excedente que recogía el monarca mediante tributos.
- Predominio agrario.
- Obras públicas hidráulicas. El monarca controlaba el necesario abastecimiento agrícola del agua.
- Medio climático tórrido.
- Inmutabilidad histórica.
Zapatero, elevado por el pueblo a lo más alto, ha tomado como modelo esta antigua fórmula asiática. Elegió unos ministros sin demasiado mérito, fieles y sin posibilidad de que le hicieran sombra. Se cargó a todos los oponentes internos que pudo: Maragall, Bono, Ibarra, Díaz, Leguina, Vázquez, sin contar a Felipe González o Alfonso Guerra y nos ha dado a los españoles una religión nueva, la ciudadanía. En aras de la ciudadanía, pisoteó nuestros derechos de seres humanos libres e iguales, dando un trato preferencial a minorías supuesto objeto de histórica injusticia. Legislando sobre la memoria, ha conseguido despertar el recuerdo del pasado y asociar a la derecha actual con matanzas y persecuciones con las que nada tuvo que ver. No importándole ningún tipo de principio, salvo su propia conveniencia, pactó con los nacionalistas de forma que resultará imposible removerlo del cargo, salvo milagroso triunfo del PP por mayoría absoluta. Para mayor seguridad, le dará el voto a los inmigrantes y a los nietos de los españoles exiliados. Las mujeres, los homosexuales, las personas dependientes y sus familias, los nacionalistas, los inmigrantes, los exiliados, los antisistema, los ecologistas, los posmodernistas, los artistas, (¿será posible que yo no esté en ninguno de estos grupos?), constituyen una sociedad servil agradecida y dependiente de Zapatero del mismo modo que los agricultores asiáticos dependían del agua del Estado.
Las pruebas históricas negaron la teoría de Marx. Los imperios caracterizados por la ausencia de propiedad privada nunca tuvieron obras hidráulicas. Será por eso que la política española muestra un modo asiático de producción con propiedad privada.
José Manuel. tus comentarios suelen ser muy sensatos, pero por mas que repaso los argumentos de hoy no veo ningunba similitus entre los paises asiaticos y la España de Zapatero que dibujas.
ResponderEliminarLa propiedad de la tierra no es estatal, existen barreres jurídicas, ojalá se sustituyese la religión por el derecho (le falta valor), tenemos monarquía hereditaria, y así uno por uno todos la argumentación inicial se queda huerfana para comenzar la crítica. podías haberla ahorrado.
Tampoco estoy de acuerdo con lo de la ciudadanía, pues como bien sabras tu que eres una personna culta en un acuerdo europeo y no un invento "español", y si leiste o lees los currículos publicados de esta materia, me gustaría que me comentasese tus discrepancias, pues es un tema qyue me apasiona.
Siento no poder estar de acuerdo contigo, pero eso es la grandeza del ser humano, el derecho a discrepar.
Un saludo
La comparación es forzada, exagerada y con intención humorística. No trato de comparar a España con un país asiático decimonónico sino tipificar ideológicamente a Zapatero. Lejos de parecerme un dirigente de izquierdas, me recuerda a un sultán asiático, más preocupado por perpetuarse en el poder que por unos ideales y mucho menos por su país.
ResponderEliminarPrometo una entrada sobre la "educación para la ciudadanía" cuando tenga tiempo.
Con el nuevo gobierno, Zapatero da un nuevo paso adelante hacia el abismo: Más ministros sin demasido mérito. Ha aprovechado para "cargarse" a Chaves, el barón felipista que le faltaba. El equipo de Obama para afrontar la crisis está compuesto de personas da experiencia y capacidad probadas. El de Zapatero, de segundones.
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