domingo, 27 de diciembre de 2009

Steven Pinker: lenguaje y pensamiento

Los estudiosos nos ofrecen dos visiones contrapuestas sobre la relación entre el lenguaje y la mente humanos:
  • El lenguaje modela el pensamiento.
  • El lenguaje surge de la mente.
Pinker se adhiere claramente al segundo grupo y defiende su postura en esta conferencia. El lenguaje surge de las mentes humanas cuando interactúan entre ellas y refleja la naturaleza humana (cómo conceptualizamos la realidad, cómo nos relacionamos). Lo comprobamos en la constante aparición de palabras coloquiales y jergas, en el cambio histórico de las lenguas, en la variedad de dialectos y en la formación de nuevas lenguas.

 
Del análisis de los verbos en inglés, Pinker deduce la existencia de una estructura conceptual compleja con la que automática e inconscientemente realizamos cómputos cada vez que producimos o pronunciamos una frase y que gobierna nuestro uso del lenguaje. Podemos concebirla como el lenguaje del pensamiento o "mentalés".
Parece estar basada en un conjunto prefijado de conceptos que regulan docenas de construcciones y miles de verbos; conceptos fundamentales como el espacio, el tiempo, la causa o las intenciones humanas. Estas construcciones son usadas tanto en formas literales como metafóricas.
La segunda conclusión de Pinker es que la habilidad para concebir un determinado evento de dos formas distintas (como "causar que algo vaya hasta alguien" y "causar que alguien tenga algo") es un rasgo fundamental del pensamiento humano y constituye la base de la mayoría de las discusiones. Para dar algunos ejemplos: "terminar un embarazo" contra "matar a un feto" "una bola de células" contra "un niño no-nacido" "invadir Irak" contra "liberar Irak""redistribución de la riqueza" contra "confiscación de bienes".
Pinker concibe la inteligencia humana como algo formado por:
  • Un repertorio de conceptos -tales como objetos, espacio, tiempo, causa e intención- que son útiles para una especie social con grandes cantidades de conocimiento.
  • Un proceso de abstracción metafórica que nos permite limpiar estos conceptos de su contenido conceptual original --espacio, tiempo y fuerza-- y aplicarlos a nuevos dominios abstractos. Esto ha permitido que nuestra especie haya evolucionado desde el uso de piedras, herramientas y animales hasta la concepetualización de las matemáticas, la física, el derecho y otros dominios abstractos.

 
Para que el lenguaje pueda ser un instrumento de interacción social, debe satisfacer dos condiciones:
  • Debe transportar un contenido concreto.
  • Debe facilitar la negociación con los otros.
Usamos el lenguaje en dos niveles: la forma literal transmite la relación más segura con el oyente, mientras que los contenidos ocultos -la lectura entre líneas que esperamos que realice el oyente- le permite deducir la interpretación más relevante en el contexto, lo que seguramente inicia una relación diferente.
El ejemplo más sencillo está en las peticiones educadas. Si expresas tu petición como una condición: "Si abrieras la ventana, sería genial", aunque el contenido es una orden, el hecho de que no uses el imperativo implica que no estás actuando como en una relación de dominación en la que podrías presuponer la aceptación del otro. Esto funciona en todos los actos de habla encubiertos que implican un rechazo: sobornos, amenazas, proposiciones requerimientos y demás. La vaguedad del lenguaje, lejos de ser un error o una imperfección podría ser, de hecho, un rasgo que podemos usar a nuestro favor en las interacciones sociales.

 

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