sábado, 19 de diciembre de 2009

Darwin y Dios






Para Michael Ruse (Charles Darwin, 2008) al final de su vida Charles Darwin era agnóstico (escéptico) y en los años en que escribía "El origen de las especies" era deísta, es decir, pensaba que Dios era un motor inmóvil.


En una carta de 22 de mayo de 1860, Darwin escribe:"No considero que haya necesidad de creer que hubo un plan para diseñar el ojo. Por otra parte, cuando contemplo este magnífico universo y especialmente la naturaleza del hombre, tampoco logro conformarme con la idea de que todo es producto de la fuerza bruta. Me inclino por creer que todas las cosas corresponden a leyes que fueron ideadas y que los detalles -buenos o malos- han quedado librados al azar, por así decirlo."Y también:"No puedo persuadirme de que un Dios benevolente y omnipotente hubiera creado adrede a los icneumónidos con la intención expresa de que se alimentasen de los cuerpos vivos de las orugas, o de que un gato jugase con ratones".


Chris Buskes (La herencia de Darwin, 2008) cuenta que "la muerte de su hija Annie abríó los ojos de Darwin a la cruel realidad: la naturaleza no es ni buena ni mala, sino peor aún: es terriblemente indiferente. En semejante mundo, Dios está abrumadoramente ausente."
En una carta de 1856, Darwin escribió la famosa frase: "¿Qué libro escribiría un capellán del diablo sobre el trabajo torpe, derrochador, primitivo y horriblemente cruel de la naturaleza?"

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