Del mismo modo que debemos distinguir entre ofensa y daño, también hemos de diferenciar el dolor del sufrimiento.
El daño causa dolor, mientras que la ofensa produce sufrimiento. El dolor y el sufrimiento pueden provenir de otras muchas causas. El dolor afecta al cuerpo. El sufrimiento a la mente. El dolor puede producir sufrimiento. El sufrimiento, salvo excepciones, no genera dolor.
Creo que nuestra sociedad está ganando la lucha contra el dolor y disponemos en las boticas de efectivos analgésicos. Pero en cambio, aunque también disponemos de medicamentos para su tratamiento, sufrimos cada vez más.
El cristianismo institucionalizó el sufrimiento: "ganarás el pan con el sudor de tu frente", "la vida es un valle de lágrimas". Hay que sufrir en este mundo para acceder al Paraíso. En el protestantismo, y en particular en el calvinismo, el ser humano predestinado a ser salvado lleva una vida ascética, de trabajo y sin diversiones.
Buda no creía que mereciera la pena sufrir como preparación para algo mejor. Es verdad que todos sufrimos por alguna razón. Pero recuerda que antes dijimos que el sufrimiento era mental. La buena noticia es que puedes cambiar tus pensamientos. El sufrimiento es una cárcel que tiene la puerta abierta. Puedes salir cuando quieras. Puedes evitar los pensamientos y recuerdos que te hacen sufrir. Puedes hacerlo. Tienes que hacerlo.
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