sábado, 10 de enero de 2009

3.2. Mill y Marx.


En Antropología Filosófica, nos encontramos a veces con ideas totalmente opuestas. Mill creía en la libertad individual. Marx en el Estado.
El hombre es el único animal que puede desobedecer la voz de la naturaleza. Es el único ser libre. Todos los demás seres vivos han de seguir sus impulsos naturales. La libertad es el bien más preciado del ser humano. Sin embargo, Mill, el filósofo de la libertad, es prácticamente desconocido mientras que todos estudiamos a Marx y su influencia en nuestros intelectuales y políticos y políticas.

(Vaya, volví a pillar a las feministas enemigas del sexismo en el lenguaje: ¿Qué quiero decir con políticas? ¿Me refiero a las féminas que practican la política o a las directrices y orientaciones que siguen los políticos? Para que no os liéis, podéis suponer que me refiero a ambas).
El nazismo de Hitler y el marxismo de Lenin son dos hermanos gemelos totalitaristas enemigos de la libertad. El nazismo está socialmente y en algunos países legalmente prohibido. No deja de sorprenderme que el marxismo esté socialmente aceptado y los partidos socialistas gobiernen en muchos lugares. No me quejo de la buena fortuna de Marx, pese a los males que su ideología ha causado. Me quejo del olvido hacia Mill.
Mientras estuvieron vivos, Mill fue apreciado por sus contemporáneos, mientras que Marx era ninguneado. Hoy sucede lo contrario.
La ideología marxista desvaloriza al individuo en favor de la colectividad, arrasando las diferencias naturales: hombre-mujer, maestro-alumno, padre-hijo, etc. Está en la base de las leyes de igualdad, de las llamadas a la intervención del Estado, de los impuestos abusivos.
Y el marxismo es la base del postmodernismo. Marinoff acusa al postmodernismo de rechazar todas las teoría políticas, todos los sistemas económicos, todas las religiones, todos los paradigmas científicos, todos los valores humanos y todas las formas de concebir el mundo y el lugar que ocupamos en él. En definitiva, de intentar destruir la civilización occidental.
Y eso hacen nuestros políticos postmodernistas: Zapatero y los demás lideres de izquierdas y muchos de derechas atacan el capitalismo, la globalización, la libertad (menos mal que no nos proponen por ahora pasar al socialismo). Claro que Zapatero necesita un culpable de fuera para la crisis de dentro. Yo también tengo un primo y me ha contado que en España hay tres crisis: la internacional, la de la construcción y otra de la economía en general. Esta última es por culpa de Zapatero y la penúltima, casi, aunque ya empezó con Aznar. Tengo que reconocer que Zapatero tiene razón en parte cuando ataca al capitalismo, porque lo que aquí tenemos es un capitalismo DE ESTADO y no un capitalismo sin intromisiones del Estado. Es el Estado, en complicidad con empresarios y sindicatos y con diversas insitituciones el que causa los problemas injustamente adjudicados al libre comercio.
Cuando era joven, pensaba que el socialismo nos haría más libres. Con Franco no podíamos ni opinar. Los primeros gobiernos de la democracia, eran insuficientes. Con el PSOE seríamos felices. Tonto de mí. Hoy tengo miedo de casi todo. El gobierno me obliga a dejar que mis hijos hagan lo que les dé la gana, no puedo incomodar a mi mujer no sea que me denuncie, no puedo pegarle al perro, no puedo poner una red para que los pájaros no se coman las cerezas, no puedo coger piñas en el monte, me he olvidado de una promoción profesional porque hay que dejar sitio a las mujeres, no puedo ser sexista, no puedo discriminar, no puedo atacar los símbolos islámicos, y como mis opiniones no están conformes con el "pensamiento único", probablemente sea un machista facha. Seguro que pueden aplicarme alguna norma para callarme. Y con tanto dispendio vergonzoso en audis, cúpulas y donaciones a palestinos, mas subidas de pensiones, mas ley de dependencia, mas juzgados y policías para violencia de género, mas mas observatorios, asesores y cargos, mas el dinero que hay que darle a las grandes empresas, de una u otra forma, mas el déficit, mas la financiación autonómica... me temo que me van a dejar sin libertad para gastar mi dinero. Los socialistas saben mejor que yo en qué gastarlo.
El paradigma occidental, nos ofrece más libertad, oportunidades y esperanza que cualquier otro. Las ideas de Mill aún están vivas. Algunos todavía las recordamos.

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