sábado, 24 de enero de 2009

15.1 Deconstrucción y educación.


La deconstrucción consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, de forma que las palabras no tienen signficado en absoluto y el poderoso las utiliza para manipular y oprimir a los demás.

Por ejemplo, en este enlace podéis leer una deconstrucción de la palabra "hombre"
http://www.edualter.org/material/masculinitat03/decontruccion.htm

Otro ejemplo es este artículo de Kevin Kumashiro
http://www.aera.net/uploadedFiles/Journals_and_Publications/Journals/Educational_Researcher/3003/AERA3003_Kumashiro.pdf
En uno de sus párrafos nos dice que "históricamente la matemática ha sido una herramienta del colonialismo y del imperialismo. Esto no debería sorprendernos, dado que la matemática posee una lógica del control subyacente: matematizar y cuantificar la naturaleza, el tiempo y el espacio, son formas en que los seres humanos podemos controlar, no sólo la naturaleza, sino también la sociedad, ya que definir "razón" en parte como la capacidad de pensar "matemáticamente" permite que ciertas personas aumenten su poder sobre los demás".
Como consecuencia, deberemos eliminar la matemática, porque como dice Betty Johnson, tras un estudio con un grupo de mujeres:
"Descubrimos que gran parte de nuestra experiencia con las matemáticas pertenecía a una práctica dominadora que nos alejó de nuestro propio conocimiento y del mundo cotidiano... anteponiendo la abstracción y la generalización al significado".
Para Marinoff, en manos de los deconstructivistas, las ciencias no son un medio para indagar la verdad ni un logro de la razón sino "prácticas hegemónicas" que "dominan" a las mujeres (a las mujeres se les dan peor las matemáticas que a los hombres).
Aunque os parezca mentira, posmodernistas, deconstructivistas y feministas casi han conseguido eliminar la transmisión de conocimientos de los planes de estudio y esto se traduce en unos pésimos resultados comparados de nuestros estudiantes con los del resto del mundo. En nuestro sistema educativo y también en el de Estados Unidos, aparentemente los estudiantes adquieren conocimientos por sí mismos, cada uno construye su propio conocimiento. El resultado es un alumnado crédulo, manipulable y políticamente polarizado que no conoce verdades ni realidades.
La creencia deconstructivista de que el lenguaje es un instrumento de opresión da lugar a decir
«Las trabajadoras y trabajadores del Estado español consideramos que la afirmación del Gobierno de que no se ha incrementado la tasa de desempleo, es incierta.»
en vez de
«Los trabajadores españoles consideramos que el Gobierno miente cuando dice que el paro no ha aumentado.»
o
«Los padres y las madres de los niños y de las niñas de este colegio estamos en contra de la discriminación de las personas de color.»
Los deconstructivistas y los feministas sobreestiman el poder del lenguaje. El lenguaje no es el pensamiento y no somos receptáculos pasivos de palabras ni de los estereotipos que puedan contener.

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